¿Publicar con seudónimo?

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En el mundillo editorial, parece que una de las cuestiones que han pasado más desapercibidas es la del seudónimo. A un escritor novel, por regla general, será la misma editorial (o la agencia publicitaria) quien le recomendará cómo presentarse. Si hay varios «Javier Ruiz» en el mundo literario, quizá valga la pena utilizar tus dos apellidos, o un seudónimo; o sea, algo que te diferencie. Aun así, el seudónimo es otra cosa; puede servir para diferenciarse de otros escritores, claro, pero suele ir por otros derroteros. Entre ellos: la libertad creativa, el revolotear entre géneros o el unir a varios/as profesionales (o su trabajo) bajo un único nombre.

(By the way, aquí tienes un pequeño compendio del blog de Ana González Duque con ventajas y desventajas.)

¿Por qué se empieza a publicar con seudónimo?

Seudónimo - Libro del señor Burns
¡Aaaah! Ya no se hace literatura así. Por eso el señor Burns no usaba seudónimo, evidentemente.

Estas notas también las extraigo de mis clases de escritura, y tienen unos años ya, pero creo que siguen bastante al día. En cualquier caso, píllatelas con pinzas. Tradicionalmente, el seudónimo nace de una diferenciación clara; imagínate: tú eres Javier Cercas o Josep Carner, y vas por el mundo publicando novela testimonial o poemas de puta madre. De golpe, te da un algo y te apetece escribir crónicas, o novela negra, o autoficción; mejor todavía: vas fatal de pasta, porque te has divorciado diecisiete veces, y te proponen escribir la típica novela romántica o de landscape para promoción de viajes. Ni de coña lo haces con tu nombre, porque tiene más perjuicio que beneficio para tu imagen profesional (o muy mal lo debes llevar); en cambio, con un seudónimo la cosa cambia. Si tiras de seudónimo, ¿quién va a saber que estás tú detrás?

De ahí sale, principalmente, el interés por publicar bajo seudónimo en los inicios. Bueno, en los inicios-inicios, porque eras mujer y la sociedad era una mierda y no quería aceptar mujeres. Véase: Caterina Albert i Paradís, o sea, Víctor Català. Por otro lado, hoy día, esto también supone una gran inversión en redes sociales (duplicar perfiles, etc.), por lo que, quizá, lo que se va alejando de las posibilidades reales del escritor novel. Desde mi punto de vista, publicar con seudónimo tiene dos grandes ventajas (que no son, exactamente, las del enlace del primer párrafo).

  • Por un lado, te da libertad para «probar» material (géneros, estilos de escritura) sin comprometer tu figura en público; para los escritores profesionales (que ganan pasta, de verdad) esta debe ser una buena opción, ya que los editores pueden mover el contenido o encontrar a alguien que lo gestione en las redes sociales.
  • Por el otro, te permite presentar material al margen de editores y agencias (con otro nombre); en un sector en el que la autopublicación sigue teniendo mala prensa. (En lo personal, entiendo parte de las razones; no obstante, creo que los filtros que se han escogido desde las editoriales para cribar material, tanto en portales de autopublicación como en las empresas son cero eficientes para descubrir a nuevos/as escritores/as.)

La autopublicación, en relación con el seudónimo

A menudo, escuchas a muchos profesionales del sector que siguen defendiendo que la autopublicación no tiene sentido. Por cada autor de best-seller autopublicado que, luego, ha podido negociar con editoriales su caché, hay un millón de aspirantes (cifra completamente inventada aquí, ¡ojo!) que han dilapidado su imagen antes de construirla del todo.

Vamos, que suele venderse la idea de que cualquier recorrido profesional (con editorial) será lento, pero mejor.

Si tienes curiosidad sobre el recorrido, se resumiría en preparar el manuscrito, carta, sinopsis editorial y el resto del material; contactar con agencias y editoriales; enviar el manuscrito; si existe interés, pasará a manos de un lector profesional; revisión del informe literario y comercial…

Estos últimos años, la visión de las editoriales ha sido «meto mano en Amazon, si puedo», pero también lo uso de filtro extra. Por mi parte, tengo una opinión propia al respecto, pero todas son aceptables; yo sigo creyendo que las vías profesionales y el, paso a paso, son  la mejor baza para la mayoría.

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En Los Simpson no había crisis en el mundo editorial y todo quisqui publica libros, de Homer a Marge y de Marge al señor Burns. En la foto, Apenas me conocía, por Homer Simpson. 😛

Y lo de publicar con seudónimo ya tal, ¿no?

En fin, que me desvío del todo. Creo que hay razones para publicar con seudónimo cuando eres rico y (¡JA!) famoso y quieres diferenciar estilos o no «contaminar» tu imagen como autor; por otro lado, hay casos concretos (probar material, etc.) donde el seudónimo puede ir bien, pero no hay que olvidar que ahora (casi) todo se mueve por Internet, y conseguir relevancia en la red… es lento. Y ahora sí, ya tal.