Hace unos días, Vitónica publicó un artículo sobre McVegan, la nueva hamburguesa vegana que McDonalds ha lanzado en Finlandia como prueba piloto. ¿Por qué allí? Ni idea. No es por número de vegetarianos o veganos, en principio, que resulta muy inferior si lo comparamos con otros países relativamente cercanos como Alemania (8 %) o Suecia (10 %). Quizá interesaba circunscribir la prueba a un menor volumen de mercado o el público potencial en la ciudad de Tampere donde se circunscribe el experimento es alto… Aun así, la pregunta es otra: ¿triunfará? Y todo indica que podría ser que sí, ya que el público general se ha polarizado radicalmente ante esta oferta de hamburguesa de soja con doble ración de lechuga y tomate, que incluye tres grandes problemas anticapitalismo, comida basura y maltrato animal; o eso afirman sus grandes detractores… ¿pero es cierto? Vamos con la disección…
Capitalismo son palabras mayores
¿Es posible que el veganismo triunfe fuera del sistema?
Métete la mano en el bolsillo, o échale un vistazo a tu mesa: ahí, sí, donde está tu smartphone dando espasmos continuos entre notificación y notificación, junto a esa lata de cerveza que te tomaste ayer y que no te has acordado de tirar en la bolsa del plástico, esa pantalla 4K que vete tú a saber cómo se ha fabricado y esas galletas Oreo que tienen la virtud de matar a un único animal. «Una hamburguesa vegana en una gran cadena de comida rápida es la gran victoria del capitalismo frente al veganismo» según comentan muchos activistas: ¿es eso cierto? En realidad, es posible. Pero supongo que habrá que hacerse varias preguntas más: ¿es posible que el veganismo triunfe fuera del sistema o enfrentado al capitalismo?, ¿viven estos activistas fuera del sistema o lo critican desde el interior?, y si la respuesta a esto último es afirmativa: ¿qué legitimidad tienen para criticar una hamburguesa vegetal cuando visten, comen o utilizan miles de productos propios del sistema capitalista? ¿No son acaso tan falsos como la China comunista que adora la Coca-Cola?
El primer contra, pues, no consigue tener demasiada legitimidad y resulta uno de los problemas fundamentales del movimiento vegetariano: ¿por qué demonios hay gente que quiere demostrar que es diferente? ¿No se nos cansa la boca de decir que resulta facilísimo cambiar una dieta omnívora a una vegetariana o vegana? ¿Entonces? ¿De dónde sale ese proselitismo que se atreve a decir que una hamburguesa nos hará perder la batalla por un mundo más justo para los animales? ¿No es exactamente eso lo que conseguiremos cuanta más gente adopte un estilo de vida más respetuoso con los animales? Este argumento me resulta muy similar al que mucha gente que solo critica esgrime contra las iniciativas que han conseguido influir en millones de personas, como los lunes sin carne. Si dejamos de ser solo una opción política y social que se define por contraposición al sistema, ¿no tendremos muchas más opciones? ¿Seguro que la forma de vencer no es formar parte e intentar dar ejemplo sin juzgar?
¡Apoyarás la mayor masacre de animales de la historia!
¿Hace más daño McDonalds que un gran supermercado como Carrefour, Mercadona o Alcampo?
Segundo argumento en contra: McDonalds mata animales; si te comes una hamburguesa de soja allí, estás dándoles dinero para que sigan matando animales. Esto es como el sancta sanctórum del triunvirato contra la McVegan, y si no fuera porque el maltrato animal es un tema que me pone de muy mala leche, me empezaría a reír con todo el descaro. No es que a mí me encante la cadena del payaso de IT, y, sin embargo, no me puedo tomar en serio un argumento así: ¿hace más daño McDonalds que una gran supermercado como Carrefour, Mercadona o Alcampo? ¿El veganismo solo puede seguirlo gente que compre en minoristas y guarde la comida en tarros de cristal? Quizá se nos esté yendo la pelota un «pelín» por una pu…ñetera hamburguesa, ¿no? Además, ¿por qué no darle la vuelta? Con otra opción más en el menú, ¿no habrá mucha gente que descubra las alternativas a la alimentación tradicional? En mi experiencia, que se une a la de muchos otros conocidos y amigos activistas por los DD.AA., muchos amigos y amigas que quedan conmigo para tomar algo, comen algo vegetariano o vegano porque no les apetece carne ni pescado ese día, y otros respetan mi opción, y devoran lo que les apetezca. Plantear una solución fuera del sistema es no entender, en absoluto, la magnitud del problema; es el mismo argumento que esgrimen miles y miles de personas mal informadas que quieren frenar el cambio climático con agricultura extensiva sin percatarse de que somos demasiados millones de personas para que esto sea posible.
¡No es sano!
Aquí estamos mezclando dietas saludables y ética.
No es sano, ¿verdad? No, ¿y? Yo soy vegetariano y no como (ni bebo, sobre todo) siempre sano. Otros serán veganos, y no comerán siempre sano. Habrá veganos y veganas gordos y gordas, delgados y delgadas, y campeones de CrossFit o halterofilia, y no pasa nada: ahí tienes el ejemplo de las Oreo, de los cientos de cereales hiperazucarados o de cremas de verduras repletas de almidón, de las miles de leches vegetales con una barbaridad de agregados, o de sacarosa, siropes, melazas o dextrosa. Aquí estamos mezclando dietas saludables y ética. ¿Existe una mayor predisposición a informarse de cómo seguir un estilo de vida saludable entre estos colectivos? ¡Por supuesto! Pero también comemos pizzas, y fritos, y, por lo menos a mí, me encantaría tener una opción de comida rápida para un día que me dé pereza cocinar o me apetezca comer una guarrería. ¿Hay gente que nunca iría a McDonalds por esta razón a comer una hamburguesa de soja? ¡Claro que sí! Pero su premisa es contraria a la comida basura, no al maltrato animal aquí.
Desconozco si la McVegan llegará o no, y de ser así, si fracasará o triunfará, pero lo que tengo claro es que se trata de otra opción más en el menú, algo que debería ser siempre positivo para el vegetarianismo si los productos encajan con su ética, y poco tiene que ver con ser o no saludable, capitalista o no ser lo único que encontremos en el menú. Alguien comentó en Vitónica: «Me parece ridículo. Luego nos ganamos la mala fama con razón.» Con lo último no puedo estar totalmente de acuerdo, con lo primero sí: que no nos dé pereza revisar nuestros argumentos si queremos seguir cambiando el mundo a nuestro alrededor.