Facebook y el fin de la revolución

Ya no hay revolución. No hay gritos en la calle. No hay reuniones, ni diálogo real. Hay crítica, eso sí. La crítica no se ha desvanecido, solo ha mudado. Sigue existiendo, pero se pierde en un océano de palabras. Sigue existiendo, pero su estela es esquiva, o se capea. Sigue existiendo, pero es débil, lejana, tenue. Tan débil, tan lejana y tan tenue que ya nadie la cree una amenaza, y quizá no lo sea.

La conciencia tranquila

¿De dónde surge el orden social? ¿Del bienestar o del control de los estados? Tradicionalmente, la respuesta fue la segunda: jamás la primera. Hasta después de la guerra de nuestros abuelos —primero, la jodida para los de aquí; después, la jodida para los de fuera—, entonces nos hicieron creer que sí, que el orden, la paz y el bienestar era tarea estatal. Pero no duró mucho; y ahora, a fuerza de golpes, nadie lo cree, de nuevo.

¿Pero si nadie lo cree dónde están las quejas?, ¿dónde están los gritos? Los cambios, tensiones y muertes. No están aquí. No ocurren. Y las que ocurren, lo hacen en la oscuridad de un andén del cercanías o en la soledad de un piso tristemente libre y sin hipoteca.

15-M o Spanish Revolution

¿Cómo lo hemos conseguido? ¿Cómo vivimos tranquilos con la soga al cuello? Si no fuese una idiotez, cabría preguntarse si es real ese cabo en la garganta. Sin embargo, sabemos que sí. Es real. Es real en todos los estadios de nuestro día: en lo que se refiere a la hipoteca no sostenible, a las pensiones, a la casta política, a la estructura social, a la protección de otras especies animales… Todo, absolutamente todo, ocurre.

Pero nuestra conciencia está tranquila. Se mantiene. Aguantamos. ¿Cómo es posible? ¿No es esta la España de la insurrección anarquista? ¿de los sucesos de Casas Viejas?, ¿del Durruti?, ¿La España de los maquis?, ¿del uníos, hermanos proletarios o de vivir en la brecha de la utopía? O acaso es la de la revolución del gris, la del engaño, siempre presente, que nos robó el futuro. Sigue leyendo «Facebook y el fin de la revolución»