No hay justicia

El sábado a primera hora, la página de Let’s Adopt España informaba sobre la decisión judicial que había tomado el Juzgado de Instrucción núm. 9 de Sevilla. Inmediatamente, se buscó el modo de interponer un recurso, según cuentan, pero esa noche la información quedó entrecruzada con el anhelo de conseguir digerir una resolución que, al final, se nos indigestó a todos.

Ava, la perra que había sido golpeada con un palo de madera, y cuyos dueños habían permitido que su estado se agravase hasta el punto de pudrirse en vida, no obtendría justicia; solo descanso de un mundo que le mostró la peor de sus caras.

No hay indicios de delito, ni de maltrato, se atrevió a dejar el juez por escrito; llenos de rabia e impotencia, en Let’s Adopt, este fin de semana no podían más que afirmar que no había justicia, que no era delito gastarse el dinero en droga mientras tu perro agonizaba en una esquina, y que todo lo que puede hacerse es recurrir la sentencia por omisión de socorro, como ya ha hecho Manuel Armentia, abogado de FADEA (Federación Andaluza de Defensa Animal).

Resultados del TAC de Ava - Let's Adopt Spain
En España, esto no está considerado maltrato animal.
Resultados del TAC de Ava – Let’s Adopt Spain.

Ni cárcel. Ni un euro de multa. Ni el más mínimo castigo. Ni la sensata decisión de no permitir que personas que dejaron que un cáncer se comiese viva a una perra indefensa puedan adoptar otro animal. Nada.

¿Pero, sabes qué? Ava es el verdadero rostro de este país: un animal deformado por la monstruosidad de una mayoría; un ser que, al igual que el burro Alfarero, Sorky, el pitbull del Coll de’n Rabassa, y muchos otros antes, no encontrarán justicia, ni paz, y nos obligarán a asumir que, a una gran parte de nuestra sociedad, el sufrimiento ajeno no le produce sentimiento alguno; menos aún, el sufrimiento de un animal que todavía ve más lejos que a sus semejantes.

Sorky - Un caballo muerto a palos en Mallorca

Nos queda la presión ciudadana, el deber de informar e informarnos, de educar y educarnos, y de concienciar, y apoyar estas iniciativas; de seguir adelante con la utopía de un mundo más bueno y justo para todos, pero también la tristeza de no saber cuándo se pudrió todo tanto en este país como para permitir que alguien pueda cargar con tantísimo sufrimiento sobre sus cuatro patas.


Escribí sobre Ava, en el blog, en enero de este mismo año; también pude hablar con Iván (Viktor Larkhill) quien, junto al equipo de Let’s Adopt hizo todo lo que pudo por ella. Y quedé con él en que me encantaría visitarles en persona y, de paso, escribir sobre ello aquí: y espero poder hacerlo.