Vamos a acabar con la civilización para hacer del mundo algo mejor, dice Tyler Durden. La cabeza del proyecto Mayhem; o proyecto Caos, o proyecto Estragos. Depende dónde y cuándo lo hayas oído. Rechazo los puntales básicos de la civilización, especialmente las posesiones materiales. Lo que posees acabará poseyéndote. No sois vuestro trabajo, no sois vuestra cuenta corriente, no sois el coche que tenéis, no sois el contenido de vuestra cartera, no sois vuestros pantalones.
¿Te suena?
¿Quién es Tyler Durden?
Tyler Durden es el álter ego de Tyler Durden en El club de la lucha; y Chuck Palahniuk (autor) y David Fincher (director) crean, a través de la insatisfacción vital, un personaje que rompe los cánones del hombre moderno. Donde Brad Pitt cae, y resurge con una filosofía totalmente antagónica a la del personaje que interpreta Edward Norton.
¿Pero qué se está forjando en la mente de Tyler a lo largo de la obra? La película, fiel reflejo de la novela, nos ofrece citas y diálogos suficientes para hacernos una idea de las principales ideas que movilizan al personaje; las cuales, a menudo, se han definido por la negación de conceptos (anticonsumista, anticapitalista, etcétera), pero bien pueden entenderse como teorías propias. Por ello, primero, os recomiendo el siguiente artículo: La filosofía de Tyler Durden: del nihilismo al anarcoprimitivismo (del cual he cogido varias frases para ejemplificar la entrada) y, a continuación, empezamos a diseccionar a ese a quien todo el mundo conoce…
Tyler Durden y el nihilismo
Nihil novum sub sole.
Proverbio latino
Tyler es, ante todo, nihilista. Cree en la idea que defendían los cínicos griegos (Diógenes de Sinope) y la corriente de pensamiento ruso de mediados del siglo XIX (posterior a la Guerra de Crimea) a la que podemos acercarnos a través de filósofos y, sobre todo, escritores que surgen dentro del imperio a partir de 1860. Pero sobre todo cree en la idea que expone Nietzsche en La Gaya ciencia y en Así hablo Zaratustra sobre la muerte de Dios.
Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros? ¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de ella?
Su solución ante este mundo sin objetivos, más allá de aquellos que nosotros mismos nos imponemos, es paralela a la que ofrece el pensador alemán: convertirnos en Superhombre; sin embargo, mientras Nietzsche veía en la destrucción de los valores existentes su camino de tres pasos entre el hombre y el Superhombre; Tyler Durden ve una destrucción moral necesaria y previa a la destrucción social.
La autodestrucción es la respuesta que necesitamos.
Si bien algunas personas suelen leer aquí la destrucción del individuo como un fin en sí mismo, lo más lógico sería ver esa autodestrucción como un nuevo proceso de creación, muy relacionadas con ciertas corrientes orientales del pensamiento de las que bebieron pensadores como Schopenhauer, y más tarde, Friedrich Nietzsche.
El personaje de Tyler Durden ve en cualquier tipo de enseñanza las mismas creencias que Zaratustra descubre que son falsas a finales del siglo XIX, pero que han hecho funcionar a la humanidad durante miles de años. Esas creencias sustentaban el concepto de familia, la vida diaria, el trabajo, el mundo…
Tus padres fueron modelos de Dios, y si nos abandonaron… ¿qué puedes pensar sobre Dios? Escúchame bien, sobre todo tienes que tener en cuenta el no caerle bien a Dios; él nunca quiso tenerte, con toda probabilidad él te odia, pero no es lo peor que pueda ocurrirte. No le necesitamos, que se jodan la maldición y la redención. Somos hijos no deseados de Dios. Así sea.
De un modo u otro, se aglutinan aquí creencias que beben de la tradición, de los padres, y que nos dicen que existe un Cielo y un Infierno, el bien y el mal y, por encima de todo, que somos especiales. Durante décadas se nos ha dicho que somos únicos; por el contrario, Tyler tiene una respuesta diferente; una respuesta que sabemos que es más acorde con lo real:
Prestad atención muchachos, no sois especiales, no sois un copo de nieve único y hermoso, sois de la misma materia orgánica en descomposición que todo lo demás. Todos formamos parte del mismo montón de estiércol.
Al igual que la conversión hacia el Superhombre, el camino se mueve en tres pasos: primero, aceptar que estábamos equivocados (camello); segundo, olvidar los conceptos adquiridos (león). Tercero, adquirir los nuevos conceptos que te definirán a partir de ahora (niño).
Tienes que olvidarlo todo: ese es tu problema. Olvídate de todo lo que crees saber de la vida.
La última fase, descrita como la experiencia vital del niño, era para Nietzsche la perfecta: vivir como si no hubiera mañana, saberse igual de poco que el resto, disfrutar aprendiendo, no estresarse, no pasar la vida haciendo cosas que no queremos hacer y, por encima de todo, aceptar que moriremos.
Yo digo: evolucionemos, no intentemos cambiar el futuro.
Tyler Durden y el anarquismo
Cualquiera que niegue la autoridad y luche contra ella es un anarquista.
Sébastien Faure
Por otra parte, Tyler no cree que la sociedad y el juego político-social sean buenos. Todo lo contrario. El personaje alude en reiteradas ocasiones a los problemas de la sociedad moderna, entre los que se encuentra el capitalismo, el consumismo extremo, el corporativismo y la supremacía del poder financiero por encima del poder político, con todo lo que ello conlleva. Tyler es anarquista.
Cuando la exploración del espacio profundo sea algo cotidiano, serán las multinacionales las que lo bauticen todo: la esfera estelar IBM, la galaxia Microsoft, el planeta Starbucks… hay que impedirlo.
¿Cuál es la respuesta de Tyler ante todo ello? La lucha; el activismo; el terrorismo. Como suele ocurrir, no hay una única respuesta, a lo que se suma que el personaje está aprendiendo constantemente, pues como sabemos, a la pregunta ¿quién es Tyler Durden? podríamos contestar un loco y un terrorista, pero también un hombre que se hace Superhombre o aquel que despierta, ¿verdad?
Según la definición clásica de anarquismo, él es anarquista. ¿Pero qué quiere conseguir con ello? O mejor dicho, ¿por qué quiere destruir la estructura de la civilización moderna? ¿Qué espera? La respuesta no es sencilla, y está enmarcada en las corrientes anarcoprimitivistas.
Tyler quiere, simplemente, destruir todo rasgo de civilización con lo que ello supone: industrialización, división del trabajo, tecnología, etcétera. Para él, las ventajas de una sociedad industrializada (en el caso de creer que las hay) son mucho menores que los inconvenientes.
En el mundo que imagino se cazarán alces en los bosques húmedos de los cañones que rodearán las ruinas del Rockefeller Center. Se llevarán ropas de cuero que durarán toda la vida. Se trepará por lianas tan gruesas como mi muñeca que envolverán la torre Sears. Y cuando se mire hacia abajo, se verán pequeñas figuras humanas machacando maíz y secando tiras de carne de venado en el asfalto de alguna gigantesca autopista abandonada.
La base de la que surge el anarquismo primitivista es la idea de que la sociedad ha evolucionado a través de la violencia y la estratificación social a partir del cambio entre las sociedades cazadoras-recolectoras y las agrícolas. En su interior, también lleva implícito un retorno al contacto con la naturaleza que todos hemos perdido en mayor o menor medida como individuos, así como a conseguir una vuelta a los orígenes y al modo de vida que ha sido el más óptimo durante miles de años.
Algunas de las figuras más destacadas son (o han sido) John Moore, John Zerzan o Derrock Jensen. Sin embargo, no conozco fuentes fiables que permitan afirmar que la estratificación social está directamente relacionada con el paso a la sociedad agrícola (¿no había líderes o clases en las sociedades nómadas?, ¿por qué?, ¿qué pruebas hay?), e incluso cuando todo ello fuera cierto, el anarcoprimitivismo sufre de un grave presentismo a la vez que obvia las consecuencias de la evolución y la dificultad de volver a un tiempo pasado.
Aun así, acierta de pleno cuando afirma que el modelo actual tampoco es sostenible, y está basado en una configuración neocolonial de Occidente, quien sigue creyendo, en la segunda década del siglo XXI, que está por encima del resto del mundo o que puede mantener estrategias de doscientos años de antigüedad.
Asimismo, en El club de la lucha se puede ver como la doctrina que Tyler propaga se enseña a través de la violencia y que esta también se enfoca para pelear por los objetivos que la sociedad moderna nos ha robado; quizá mediante la maquiavélica idea de que el fin justifica los medios, quizá por ese componente más primitivo y primario de Tyler (líder, fuerte, ausente de miedo…) que, por otra parte, hace difícil creer que la estratificación social no existía antes del 10.000 a. C.
Tyler Durden es antitodo
La voz interior me dice que siga combatiendo contra el mundo entero, aunque me encuentre solo.
Mahatma Gandhi
En el artículo antes citado, su autor hablaba sobre tendencias menores del personaje relacionadas también con el anticonsumismo, el anticorporativismo y el neoludismo (oposición a la tecnología moderna). Si bien es cierto que existen patrones que pueden probar eso: es contrario a los ideales de belleza, al trabajo de oficina, a las grandes multinacionales…, un análisis más detallado nos permite ver que Tyler es antitodo. A Tyler, a los dos Tyler, no les gusta el mundo en el que viven. Pero optan por soluciones totalmente opuestas: conformarse frente a luchar, apoyar en silencio frente a proclamar la guerra total y absoluta, no mojarse frente a estar dispuesto a las máximas consecuencias…
Quizá, si tuviésemos que cerrar esta idea con una triada, diríamos que Tyler Durden es anticonsumista, que no es más que decir que Tyler odia el capitalismo, pues ve en él el germen de todo lo malo que tiene la sociedad moderna. Y sobre todo ve totalmente punible cómo el individuo empieza a llenar su vacío espiritual a través de las posesiones materiales.
Rechazo los puntales básicos de la civilización, especialmente las posesiones materiales. Lo que posees acabará poseyéndote. No sois vuestro trabajo, no sois vuestra cuenta corriente, no sois el coche que tenéis, no sois el contenido de vuestra cartera, no sois vuestros pantalones.
El por qué es simple: esa concepción consumista de la vida no solo no nos deja vivir, sino que nos aleja de aquello verdaderamente importante para cada uno: el amor, el sexo, la justicia, el bien y el mal, la igualdad social…
¿Qué somos? Consumidores: subproductos obsesionados por un estilo de vida. Asesinato, delito, pobreza… son cosas que no me incumben; lo que si me importa son las revistas de famosos, una televisión con 500 canales, el nombre de alguien en mi ropa interior, crecepelos, viagra… sucedáneos.
Tyler Durden… es imaginario. Literal y figuradamente. Pero no lo que dice. Lo que dice es real: la muerte de Dios, el vacío espiritual, la necesidad de consumir, de no envejecer, de no cambiar; trabajar en lo que no queremos, perder el contacto con el mundo natural, con la vida real, con los amigos, con lo que de verdad nos importa o podría importarnos. Quizá la solución no sea el anarquismo, o el anarcoprimitivismo, o el anticonsumismo. Quizá la solución empieza en cada uno de nosotros, y no fuera.
Cierro con una cita de la versión española de la novela (El club de la lucha, El Aleph, 2003):
Si estás leyendo esto, el aviso va dirigido a ti. Cada palabra que leas de esta letra pequeña inútil es un segundo menos de vida para ti. ¿No tienes otras cosas que hacer? ¿Tu vida está tan vacía que no se te ocurre otra forma de pasar estos momentos? ¿o te impresiona tanto la autoridad que concedes crédito y respeto a todos los que dicen ostentarla? ¿lees todo lo que te dicen que leas? ¿Piensas todo lo que te dicen que pienses? ¿Compras todo lo que te dicen que necesistas? Sal de tu casa. Busca a alguien del sexo opuesto. Basta ya de tantas compras y masturbaciones. Deja tu trabajo. Empieza a luchar. Demuestra que estás vivo. Si no reivindicas tu humanidad te convertirás en una estadística. Estás avisado…
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