El festival de Yulin: masacre anual de perros en China

Hoy no consigo quitarme el nudo de la garganta. Mientras, la prensa española e internacional ha dedicado centenares de páginas a presentar el festival de Yulin, en la región de Zhuang de Guangxi. Con el solsticio de verano, miles y miles de perros mueren y son devorados al sureste del país; algo que también ocurre en Vietnam y Corea del Norte de forma más frecuente aún.

Entre el sacrificio sistemático de todos estos animales, surgen por todos lados voces críticas sobre el especismo, sobre el especismo dentro del especismo (o la mayor consideración moral por perros y gatos que por cerdos o gallinas) y sobre la ética, el salvajismo, el consumo de carne y la tradición frente a la armonía, sea bajo la palabra toros, el Grindadráp danés, el Bariyarpur nepalí o el festival de Yulin.

¿Está bien matar por sistema y está mal hacerlo durante una celebración? ¿Está mal de cualquier modo? ¿Es correcto torturar y asesinar a unas especies para el consumo y respetar a otras como mascota? ¿Dónde empieza y donde termina esa fina línea entre la supervivencia y la brutalidad?

Perros transportados en jaulas (Festival de Yulin, China)

De ese charco de sangre que un acertado Paco Catalán dibujaba en acuarela emergen muchas opiniones, pero pocas acciones por y para el cambio. Solo una mujer ha invertido mil euros (7.000 yuanes) en salvar de la cazuela a un centenar de perros que vuelven de su particular viaje por el noveno círculo como compañeros inseparables de los verdaderos pecadores.

Mucho más cerca de nosotros, y mucho más lejos de los gritos de todos estos animales, Xelmo camina renqueante, y en adopción, sobre sus patas delanteras. Si nadie se interesa por él, será sacrificado en el plazo de una semana.

Xelmo trabajó o hubiese trabajado para la ONCE como perro guía. Fue seleccionado, acogido por una familia y, según algunas opiniones, guía de un ciego o, según otras, descartado para los entrenamientos de dieciocho meses, y mantenido con la familia que había cuidado de él durante el primer año de vida.

Ahora está paralizado debido a una enfermedad y se mueve con la ayuda de una silla de ruedas adaptada. La ONCE no lo quiere, la familia que lo tenía, tampoco (o no quiere hacer los sacrificios suficientes para que siga formando parte de ellos) y Xelmo puede morir, o puede vivir, según tenga la suerte de que alguien bueno aparezca en su camino.

Solo es un caso más. Otro más. Uno de esos que aparece en redes sociales y busca esa extraña (y tan necesaria) necesidad de remover consciencias y llevar a la acción; yo solo digo que no nos quedemos allí. La inacción es lo que hace que Xelmo deba ser sacrificado, que festivales basados en la muerte pervivan y que muchos nos levantemos y nos acostemos con ese nudo en la garganta que amenaza con no irse jamás.

Perros listos para ser comidos, decía la nota al pie de la primera de las noticias que he leído; sé que no iban por ahí los tiros, pero por un momento he pensado que no debían ser tan listos. Aunque quizá sí eran muy listos, quizá tras todo lo que habían visto, tanto de acción de unos como de inacción de otros, prefirieron ser nada en el estómago a ser ese animal que ya no era y que quizá nunca había sido.

4 comentarios sobre “El festival de Yulin: masacre anual de perros en China

  1. Javier, ese nudo, es un nudo compartido con todos los amantes de los animales.

    Ese nudo crece, cuando ves que en nuestro país, no en un lejano país de oriente, se lanzan al chapapote a tres pobres cachorros…cuando ves como lancean a un toro hasta su muerte, cuando tiran a una cabra por un campanario….

    Javier, ese nudo crece cada día….porque nosotros, el ser superior, el hombre, me río yo de la superioridad basada en la crueldad, aún no es capaz de ver el sufrimiento en los ojos de un animal….

    Un abrazo

    1. Aquí pareceré radical pero no me cansaré de decir que, en estos casos, una ley adecuada debería llegar incluso antes que la educación (deficiente) que todavía no se ha dado ni a grandes ni a pequeños, ni en este país ni en muchos otros.

      Gracias por comentar, Mary Joe.

      ¡Un saludote!

  2. El gran problema no es el hecho de que sean perros, sino las condiciones en que viven y la brutalidad con que son asesinados. Sería igual de horrible si fueran cerdos, pájaros, toros o peces, y desgraciadamente es ser humano mata cruelmente en cualquier lugar del mundo, y muchas veces puramente por su propio entretenimiento.

    1. Lo veo igual que tú, tutuchi. Es más, aunque tampoco he querido entrar demasiado en el tema, quizá hayas visto que, en parte, quería reflejar eso. Uno de los debates o discusiones que más se repiten en mi vida es ese. Yo entiendo que matar a un perro a un cerdo es, exactamente, lo mismo, pero lo sentimos distinto éticamente porque el perro está más cerca que el cerdo, y el cerdo más cerca nuestro que un pez.

      En este caso nos centramos en la crueldad y el trato, igual que en otras festividades que afectan al medio y no tienen un sentido real (Grindadráp, Bariyarpur, Yulin, tauromaquia…), pero también deberíamos plantearnos las similitudes y las diferencias entre el procesado de animales aquí (es decir, en cómo tratamos a los bichos que nos comemos en España y Europa en general, por ejemplo) y en las festivales como la de Yulin.

      Tengo clarísimo que es un choque cultural, y que será muy difícil que demos lecciones y que estas tengan un calado real (y me parece horrible lo que se hace) hasta que nosotros también aprendamos a respetar a los animales: da igual que aquí seamos amigos de los perros y en la India nadie se plantee comerse una vaca.

      ¡Gracias por comentar!

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