Enfrentar lo inafrontable

Si lo analizo fríamente
Creo que en total hablo más solo que con gente
Perdiéndome la vida pa’contársela al de enfrente […]

Bartleby & Co. (ToteKing, Lebron, 2018)

Enfrentar lo que una vez te resultó inafrontable es una de las grandes sorpresas que te da la vida. Poder volver a leer aquel libro, a escuchar la que fue vuestra canción, recuperar un espacio  o, simplemente, recomponerse tras un duelo.

Atreverte a mostrar, de nuevo, tus excentricidades y que alguna de estas rarezas que te hacen único le parezcan adorables a alguien, y otras no le gusten nada (pero las acepte). Eso también es parte del amor —a menudo, la más imperecedera de todas.

No recuerdo quién lo dijo, pero estoy seguro de que alguien (famoso) dijo: muchas veces amamos a alguien por ese algo por el que, más tarde, le odiaremos. ¿Y sabes qué? Eso es una gilipollez. Eso es porque amábamos desde el egoísmo. Cuando te gusta alguien, te gustan hasta sus cicatrices.

He dejado durante un año y medio el manuscrito de una novela —una que ya es buena per se, pues me hizo reír, llorar, devolver la vida a los muertos, frustrarme, pelear y, sobre todo, aprender: qué más quieres— y vuelvo a ella tras dos años muy duros. Eso me ha reactivado un no-sé-qué, que me ha hecho clic por otro lado y me han venido ganas de volver a escribir tonterías por todas partes: fíjate tú. Lo gracioso es que el coronavirus poco, o nada, ha tenido que ver con todo esto que te cuento, porque, a veces, la desgracia viaja con nosotros y otras, como ya hemos comprobado este año pasado, nos impide viajar y hasta vivir como nos gustaría.

En cualquier caso, empiezo mal, porque este es un texto idiota, en realidad. Palabras de esas que escribimos, y arrejuntamos, y parecen decir mucho, pero no dicen nada a quien las lee (y ese es el peor de los pecados para un escritor).

Masturbación literaria llamo yo al invento.

Estos cuatro párrafos vendrían a decir que vuelvo a darle caña, a sentarme a ratos, a aguantarme y a disfrutar de lo que hago: a recuperar las letras como constante.

Queda dicho.

Qué tiempo de mierda para quien no sepa disfrutar de las pequeñas cosas.

En fin, ¿qué te voy a decir para que esto no queda tan frívolo? Pues que elijas desde la libertad y siempre elegirás bien (aunque termines por cagarla).

Preocúpate, simplemente, de no ser  ese tipo de gente, por favor.

Sí, ese tipo.

Esa gente tan preocupada por lo que podría suceder que no dejan que nada suceda.

Esta entrada fue publicada, originalmente, en Metepatas el 4 de enero de 2021blog que reabsorbió un celoso Doblando tentáculos en 2021.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *