Hoy, encontré en una estantería un libro titulado The Strange and Beautiful Sorrows of Ava Lavender, y me acordé de Ava, pero de otra Ava. Me acordé de la Ava sevillana, la de cuatro patas, la valiente Ava que vivió dos años cargando con una infección enorme; con una infección que resultó ser un cáncer. Un cáncer que la alejó de aquellos que nunca la sintieron cerca, y en ningún caso la merecían; pero que la alejó tarde; llegamos tarde; por una vez, escapó el milagro.
Fue esta misma semana, no hace aún siete días que los voluntarios y el equipo veterinario que la rescataron quedaron destrozados; miles y miles, y millones de personas que se volcaron en salvar a esa perra que no podía soportar más enfermedad, supieron la mañana del domingo que, esta vez, no habría final feliz.
Se fue. Pero se fue rodeada de gente que no veía más que futuro y perdón en su rostro desfigurado, y asistía como testigo de una única deformación llegada desde el sur del país, pero que en ningún caso surgía del hocico de Ava, sino del negro —negrísimo— corazón de sus antiguos dueños, que no familia.
Hoy, con las lágrimas ya secas de una tragedia que conforma parte de nuestra identidad nacional, solo hay tres cosas por las que luchar bajo la estela de esa perra que marchó de San Juan de Aznalfarache a la eternidad: la verdadera Ley de Protección Animal que nuestros compañeros necesitan y merecen, el recuerdo de ese animal que encontró tarde una familia más numerosa de lo que nunca habría imaginado y un castigo ejemplar, un castigo tan fiero, inflexible y tenaz como el maltrato sistemático y cobarde que Ava sufrió.
Hasta siempre, Ava.
Mientras se nos recuerda, seguimos vivos.
Tú, querida amiga, vivirás para siempre.
Esas son las palabras con las que te despidieron. No las hay mejores.
Podéis saber más de la historia de Ava en este enlace y en la página de Facebook de Let's Adopt Spain.
Muchísimas gracias Javier… me has hecho llorar de nuevo por ella.
Al contrario, Viktor. Muchísimas gracias a vosotros por todo lo que hicisteis por Ava y seguís haciendo diariamente por tantos y tantos animales.
¡Un fuerte abrazo!
Hola otra vez, la historia que cuentas es impresionante. Me he quedado fatal, pero gracias por contarla, y por cómo la has contado. Y sí, verdadera Ley de Protección Animal, castigo ejemplar, y el recuerdo de la perrita. Muchas gracias.
Estremecedora historia, que lástima no poder leer final feliz porque segurísimo se lo merecía. Muchas gracias a aquellas personas que se volcaron y se vuelcan cada día a mejorar las condiciones de los animales y a aquellas que nos hacen conocer sus historias, como tú!!! 👍😍
Lo cierto es que me impresionó mucho el trabajo de Let’s Adopt. Tienen casos dificilísimos, pero nunca tiran la toalla… Por eso creí, que sería bueno un texto, aunque fuese breve, sobre la historia de Ava. 🙂 ¡Gracias por comentar (como siempre)!
Gracias a ti. Tienes un premio en mi blog. Un abrazo!!