Ya hablamos con Tordesillas

Ya hablamos con Tordesillas; ya hablé sobre Tordesillas. Lo hice aquí (Indultad a Rompesuelas, el Toro de la Vega), aquí (Taurinos y antitaurinos: piedras y palabras) y aquí (Sangre de toro).

La última víctima del (supuesto) torneo fue Rompesuelas. Miles y miles de activistas lo decían, lo repetíamos, año tras año, y alguna vez tenía que ocurrir. Pelado no morirá a plena luz del día, no morirá lanceado, pero lo más probable es que muera.

No se aceptó la petición de trasladarlo a un santuario de animales tras el renombrado Toro de la Peña, y lo más plausible es que dé con sus huesos en el matadero. Quizá allí se ensañen con él, con esa ira que reflejan los palos y los varazos que le han propinado a un animal noble que no tiene el huir en su haber.

Toro de la Peña 2016

En España, hay que matar. La diversión se mezcla con sangre por falso derecho de tradición que hiede a podredumbre. Es la España que envejece, que avergüenza a una mayoría, que no quiere crecer; es la España que muere sin saberlo, y que no será nada.

Hoy, se ha advertido por última vez a esa España que debe escuchar a la mayoría, que la libertad, individual y colectiva, no se mide a lanzazos contra un ser inocente, y que hubo un tiempo en el que se permitió, pero nunca más.

Ellos desoyen. Y la ley, que no es más que la respuesta última de un pueblo unido que detesta que maltrato se asocie con nosotros, actúa. Nos llaman violentos, pero los violentos son ellos; lo llaman democracia, y libertad, y respeto, y valentía incluso, sin conocer realmente el significado de esas palabras.

Toro de la Peña 2016 (recorrido)

Quizá Pelado no sobreviva al primer Toro de la Peña. Yo deseo de corazón que sí, que lo haga. Pero si hay algo en Tordesillas herido de muerte es la tauromaquia, y las fiestas basadas en el maltrato animal, y esa tradición absurda, irracional y troglodítica que se ha extinto ya, aunque ellos todavía no lo sepan, ni quieran aceptarlo.

Cierto chatarrero muy conocido, decía hoy: «Es triste ver como hay gente con esa maldad en su corazón.» Y ya lo dijo alguien más inteligente que la mayoría de nosotros: «lo único que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada.» Pues se acabó.

Besas el suelo. Tranquilo. Sereno. Susurrándole a la tierra que cumpliste con el papel asignado.

Atrás quedan ya los jadeos, el puente, el río; ahora suspiras, resuellas, te abrazas a esa paz prematura que te han impuesto y te vence.

Pero en tus ojos no hay odio (¿por qué no hay odio?), nunca hubo odio; y corneando el orgullo por última vez no dejas que la sangre conquiste tu iris. Sigues mirando hacia delante, ya caído; sigues mirando hacia delante, lejos de allí, estocada tras estocada; ves el cielo, la hierba, el mundo, lejos, más lejos aún.

Rompesuelas, ya mueres; porque te mataron demasiado pronto. Y a tu alrededor se escuchan lanzas, y gritos, y torneos que son declarados nulos porque te han asesinado hombres que no respetan ni las reglas que ellos mismos se han impuesto.

Ellos son los verdugos, tú la crónica de una muerte anunciada que no podemos resignarnos a aceptar. Y ahora creen que ya eres nada, que eres historia, y sin embargo, hoy más que nunca, representas todo aquello por lo que vale la pena vivir, y luchar, y aprender de esta España donde las franjas rojas amenazan con devorarlo todo a su paso.

Tú besas el suelo, yo lamento mis lágrimas. Tú ya descansas, ¿pero quién nos salva a nosotros?

Rompesuelas – Javier Ruiz (2015)

4 comentarios sobre “Ya hablamos con Tordesillas

  1. En España hay que matar. Me quedo con esa frase que dices y que me produce a veces un profundo sentimiento de repulsa hacia un país al que me gustaría querer más pero que no puedo. Un país en el que, afortunadamente, cada vez hay mayor conciencia en este aspecto frente a garrulos y violentos (y solo hay que mirar la foto que pones para ilustarlo)

    1. Ayer, mi mujer, que estudió ciertas asignaturas de antropología en la carrera de Arqueología, me comentaba algo muy curioso al respecto.

      Parece ser que en núcleos grandes de población (ciudades, por ejemplo) es menos raro que las conductas sociopáticas crezcan mucho: somos mucha gente, y no nos conocemos, por lo que es más sencillo que un Fulano se ponga a violar menores, maltratar animales, etcétera.

      Por el contrario, en los pueblos, donde todo el mundo se conoce, estas conductas se reprimen «socialmente» con mayor intensidad: por eso, por ejemplo, no hay exhibicionismo en pueblos, y en ciudades, fue un fenómeno creciente en Barcelona o Madrid en los años de represión franquista.

      Sin embargo, y aquí viene lo más interesante, si hay espacios, como por ejemplo Tordesillas, donde esas prácticas se aceptan y se defienden, también se radicalizan con mucha más facilidad que en núcleos extensos de población. Por eso mismo, cuando a nosotros en Barcelona llegó un momento en la que nos prohibieron hacer hogueras el día de San Juan en algunos parques y en la calle, nadie montó una manifestación, ni lo defendió, ni se radicalizó, porque el fenómeno «se diluye» entre ese número mayor de personas. En cambio, quitar muchos festejos de pueblos y comunidades pequeñas parece ser algo mucho más difícil a priori.

      Por mi parte, lo tengo claro. Hoy, cada vez hay una mayor repulsa contra la violencia y el maltrato (como bien dices), pues se hacen consultas populares y se prohíbe a nivel estatal. Lo que ocurre es que somos un país centrista cuando nos conviene, y luego nos escondemos bajo rollos autonómicos de vez en cuando; eso sí, solo cuando interesa. Prueba de ello son las decenas de legislaciones autonómicas sobre maltrato animal…

      En definitiva, ¡gracias por comentar! Y a ver si encuentro cómo se llama el estudio del que te hablaba… o de quién era. 🙂

  2. Felicitar esa forma contundente y clara de la defensa de la vida con esa sensibilidad que caracterizan tus artículos. Los que tenemos entre nuestras prioridades el compromiso de la defensa de la vida, no solo de los animales, sino de todas las forma de vida de la naturaleza apreciamos la claridad con la que proyectas esos sentimientos. Ojalá algún día no muy lejano podamos contemplar un pais libre de espectaculos de este tipo. Gracias!

    1. Muchas gracias, Pedro José.

      Todo apunta a ello, no te quepa duda. Quedan intereses privados que vencer más que conciencias que deben entender que la libertad individual termina cuando empieza la vida de un ser inocente. También quedan de esos: un ejemplo es Tordesillas, entre otros, pero se ha demostrado en reiteradas ocasiones que son minoría.

      ¡Un saludote fuerte!

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