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La siguiente historia es verídica. Tan sólo he cambiado los nombres de los protagonistas para protegerme de una paliza salvaje con el Palo del Dolor.
Nos encontrábamos a finales de los ochenta y, por alguna razón, el grupo de jugadores de mi zona había establecido una extraña atracción hacia el juego de rol todoterreno de Avalon Hill, Lords of Creation (1). Anteriormente ya me habían engatusado para echar una partida, pero la sesión de juego había sido perturbadora. Los jugadores crearon personajes basados en ellos mismos y, cuando el juego empezó, uno de ellos (le llamaremos Psicópata Dave) empezó la campaña haciendo que su personaje matase a sus propios padres.
Las cosas empeoraron a partir de ahí.
Así que, algunos meses después, nos encontramos en el sótano de otro de nuestros jugadores, a quien me referiré como El Disgusto. Me habían convencido para probar Lords of Creation de nuevo. En total, había cinco jugadores: Psicópata Dave, El Disgusto, El Pervertido, El Alcohólico y El Capullo (2).
Yo tenía una gran idea para nuestra campaña, donde nuestra realidad era atacada por otra realidad alienígena. Sí, pensaréis que era un plagio de Torg (3), pero esto ocurrió años antes de que Torg apareciera. En realidad, estaba plagiando el último serial de la 17ª temporada de Doctor Who (4): Los cuernos de Nimon.
Les expliqué a mis jugadores que tenían que hacerse como personajes a gente normal y corriente, y que la campaña detallaría sus intentos de sobrevivir en ese extraño mundo. Una especie de mezcla entre Amanecer Rojo y Gamma World (5).
Así que empezamos a crear los personajes, y la cosa fue más o menos así:
El Disgusto: «¡Quiero hacer un ninja!»
Yo: «Bueno, podrías crear a un experto en artes marciales, pero no me parece que un ninja sea exactamente…»
El Disgusto: «¡Un ninja! ¡Quiero hacer un ninja! ¿Qué clase de juego es este donde no puedes elegir lo que quieras?»
Yo: «Vale… puedes hacer un ninja.»
El Pervertido: «Yo voy a hacer a una stripper.»
Yo: «De acuerdo.»
El Capullo: «Y yo soy la prima de su personaje. Que también es una stripper.»
Yo: «Perfecto… tirad los dados para ver los atributos.»
Psicópata Dave: «Yo voy a hacer a un ex miembro de los Navy Seals. Tiene varias medallas de honor y nadie sabe que, en su tiempo libre, se dedica a matar hippies y enanos.»
Yo: «Eso es muy interesante, sí… Y veo que se llama igual que tú. Genial.»
El Alcohólico: «Yo voy a jugar con un guerrero enano… ¡hic!»
Yo: «No. No, mira, el juego transcurre en la era moderna. No hay guerreros enanos.»
El Alcohólico: «Oh.»
Yo: «Así que… ¿cuál es tu segunda opción?»
El Alcohólico: «¿Qué?»
Yo: «Para tu personaje.»
El Alcohólico: «Oh… déjame que lo piense.»
El Pervertido: «Mi personaje y su prima están teniendo una aventura.»
Yo: «¿Qué?
El Pervertido: «Somos strippers lesbianas.»
El Capullo: «Estamos enamoradas.»
Yo: «Pe-pero…»
El Alcohólico: «¿Puedo crear a un enano?»
Psicópata Dave: «Grrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.»
Yo: «Quizá podrías jugar… con un ninja…»
El Alcohólico: «Eh… mira, jugaré con un tío que sea policía o algo así.»
Yo: «De acuerdo, tira los dados.»
Psicópata Dave: «Sabéis, la sangre humana es de color negro a la luz de la luna…»
El Capullo: «Mi personaje y su prima llevan anillos pareados en los dedos gordos de los pies.»
Yo: «¡POR EL AMOR DE DIOS, LIMITAOS A TIRAR LOS DADOS DE UNA PUÑETERA VEZ!»
Finalmente, todos crearon a sus personajes, así que empecé a describir el escenario. Bueno, intenté describir el escenario, pero resulta que los padres de El Disgusto habían salido de la ciudad y le habían dejado con una sola responsabilidad… alimentar y sacar de paseo a Lamont, el decrépito perro familiar. Por supuesto, El Disgusto no había hecho ninguna de las dos cosas durante días, así que el perro subía frecuentemente las escaleras del sótano para aullar y lamentarse.
En fin. Una vez que El Disgusto hubo terminado de darle una paliza al perro de sus padres para que se callara, empezamos a jugar. Describí el escenario: un mundo donde extrañas criaturas con forma de arañas habían esclavizado a la humanidad, y donde los jugadores acababan de escapar de uno de los campos de trabajo.
Inmediatamente apareció el primer problema.
Psicópata Dave: «¿Qué? ¿Qué? ¿No tenemos nuestras cosas?»
Yo: «Bueno, no hemos comprobado la lista de objetos y equipamiento porque pensé…»
El Disgusto: «Tío, mi ninja debe tener su moto.»
Yo: «Ya os expliqué que las arañas alienígenas…»
El Pervertido: «¿Y nuestros anillos para el dedo gordo del pie? ¿Nos quitaron los anillos también?»
Yo: «…han reducido a la humanidad a un estado de esclavitud. Y con ella, a toda nuestra tecnología.»
Psicópata Dave: «¡Ni de coña podrían quitarme mis pistolas, mis cuchillos y mis explosivos!»
El Disgusto: «Ni mi moto… ¿quién podría robarle la moto a un ninja? Mi personaje daría su vida por su moto. Buen comienzo, gilipollas.»
El Capullo: «¿No podríamos haber escondido los anillos dentro de nuestros propios cuerpos?»
El Pervertido: «¡Bien roleado!»
El Alcohólico: «Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.»
Yo: «Mira, creo que no le estáis dando una oportunidad a mi campaña.»
El Disgusto: «¡Cállate, Lamont! ¡Te digo QUE TE CALLES!»
Las discusiones y las palizas al perro se llevaron otra hora de mi vida, más o menos, pero finalmente accedí a «reconsiderar mis ideas.»
Yo: «Vale, rehaced vuestros personajes como oficiales de la marina. Jugaréis como parte de la tripulación de un submarino nuclear que tenía órdenes de permanecer oculto en el fondo del mar cuando comenzó la invasión. Seréis el equipo enviado a investigar la superficie, y estaréis equipados con un montón de armas y cosas.»
Psicópata Dave: «Mucho mejor. ¿Hay alguna posibilidad de que mi personaje mate al capitán del submarino y asuma el control?»
Yo: «No.»
El Disgusto: «Vale, soy un oficial de la marina, pero también soy un espía secreto de los ninjas.»
Yo: «Teniendo en cuenta que todo el mundo civilizado ha caido durante la invasión de las arañas alienígenas, no creo que eso importe mucho.»
El Disgusto: «No, no, esos aliens creen que han cogido a los ninjas…»
Yo: «Vale, lo que tú digas.»
El Pervertido: «Mi personaje es una comando dura como el acero, pero está muy buena.»
El Capullo: «Yo soy su prima, y somos lesbianas.»
El Pervertido: «Estamos enamoradas.»
El Capullo: «Y compartimos una litera.»
Yo: «Por favor… dejad eso para el juego.»
El Disgusto: «¡Cállate, Lamont! ¡No me obligues a buscar el Palo del Dolor!» (6)
El Alcohólico: «¿Q-qué? ¿Por qué está mi policía dentro de un submarino?»
Yo: «Estás interpretando a un policía militar de la marina, ¿recuerdas?»
El Alcohólico: «Oh… vale.»
Yo: «Bueno, en cualquier caso… El capitán del submarino está preocupado porque no ha recibido noticias de Washington durante seis meses. Os llama en medio de la noche a su camarote, y…»
El Pervertido: «Como estamos en medio de la noche, mi personaje aparece llevando un camisón corto semitransparente.»
El Capullo: «Ohhh… yo también.»
Yo: «El capitán dice…»
El Disgusto: «¿No deberías tirar los dados para ver si el capitán consigue verme? Soy un ninja, después de todo, y… ¡Palo del Dolor, Lamont! ¡Palo del Dolor!»
Yo: «El capitán os ordena desembarcar y descubrir lo que ha sucedido.»
El Alcohólico: «Yo le digo: ¡Maldita sea, capitán! ¡Soy un buen poli!»
Yo: «Quiere que desembarquéis inmediatamente.»
Psicópata Dave: «Yo le digo que lancemos los misiles nucleares del submarino.»
Yo: «¡Inmediatamente!»
La siguiente hora de juego fue empleada por los jugadores en hacer una lista con todas las armas, cuchillos, lanzamisiles y tapones anales que sus personajes iban a llevar equipados. En algún momento de la discusión, el perro, Lamont, muerto de hambre y sufriendo lo que resultó ser una disentería terminal, intentó bajar las escaleras del sótano, sólo para caer desfallecido formando una masa de pelos temblorosa en lo alto de una caja naranja llena de miniaturas recién pintadas. El Disgusto soltó un grito de rabia y le persiguió con el Palo del Dolor hasta que Lamont se escondió detrás del calentador.
Finalmente, regresamos a la partida:
Yo: «Vale… ya estáis en vuestra lancha, tan llena de equipamiento como es posible, y estáis…»
El Disgusto: «Espera… ¿qué pasa con mi moto?»
Yo: «¿Qué?»
El Disgusto: «Mi personaje quiere llevar su moto.»
Yo: «Mira, tu personaje se ha pasado los últimos seis meses dentro de un submarino.»
El Disgusto: «Entonces, lo mismo hizo su moto.»
Yo: «¿Cómo, en nombre de todo lo sagrado, podrías haber convencido a nadie para dejar que lleves una moto dentro de un submarino?»
El Disgusto: «¿Y a mí qué me cuentas? ¡Tú eres el que está dirigiendo esta mierda de juego!»
Yo: «Vale. Mientras estáis todos de pie en la lancha de goma, el alférez Bruno dice: ‘¡No olvidéis esto!’, y lanza una motocicleta desde la cubierta del submarino hasta la lancha. El peso es demasiado y la lancha se hunde con vosotros y con la moto. Os arrastra al fondo del océano y os ahogáis. Se acabó la partida.»
Para añadir énfasis, cogí el libro de reglas de Lords of Creation y lo lancé contra la pared. Palabras hirientes fueron esgrimidas por ambas partes. Quién sabe si no hubiésemos acabado a hostias, si no fuera porque Lamont se arrastró desde detrás del calentador y lanzó un chorro de diarrea perruna sobre el sofá donde estaban nuestros abrigos.
En el caos subsiguiente, me largué a casa. Siempre puedo comprarme otro abrigo.
Referencias y notas al pie
(2) La traducción de estos nombres es, en algunos casos, bastante libre, pero siempre guardando relación con los originales. El cambio de «Weasly Crusher» a «El Capullo» es probablemente el más radical. «Weasly Crusher» es un juego de palabras con uno de los personajes de la serie Star Trek: La Nueva Generación llamado Wesley Crusher (interpretado por Will Wheaton, quien ha aparecido recientemente en varias temporadas de la serie The Big Bang Theory). «Weasly» viene de weasel (comadreja) y en argot viene a significar algo así como cobarde, cagón, o simplemente carente de personalidad (el tipo de persona que dice sí a todo y se limita a hacer lo que hagan los demás… que, como veréis, encaja muy bien con la personalidad de El Capullo).
La traducción corresponde al texto The day I killed the entire party before the first combat encounter de Al Bruno III (AB3), realizada por Jorge Prieto (a.k.a. Reverendo) y recuperada de Archive.org.
Un comentario sobre “El día en que maté a todo el grupo antes del primer combate”